Extraña sucesión esta de la vida. Desconocida vida.

jueves, 9 de junio de 2011

Podríamos no terminar esta conversación.

Entras en una sala donde no haya nadie, donde estés solo. Cuanto más pequeña y con menos ventanas mejor. Ésta debe tener una buena cerradura.
Entonces una vez dentro, echas el pestillo y empiezas a mirar alrededor de ti, observando nada, absolutamente nada; será ahora cuando por fin concibas la libertad. La libertad de hacer cualquier cosa, de decir lo que se te antoje, de poner mala cara, de llorar por algo malo o de reír por algo fantástico, de soñar sin interrupciones... Hasta ahora la idea de libertad que todos teníamos era la de un prado verde lleno de flores y aire en la cara. Pero la verdad es que la libertad está en el saber que nadie puede robártela, y esto se consigue usándola de manera tan sigilosa que nadie descubra que la sacas a relucir. Viviendo por ti mismo, sin necesidad de recordar nada a nadie.